8 DE NOVIEMBRE. DÍA NACIONAL DE LOS AFROARGENTINOS Y DE LA CULTURA AFRO

Resultado de imagen para 8 DE NOVIEMBRE. DÍA NACIONAL DE LOS AFROARGENTINOS Y DE LA CULTURA AFROLa fecha homenajea a María Remedios del Valle, fallecida un 8 de noviembre de 1847, tras haber combatido en el Ejército del Norte y nombrada capitana por el general Manuel Belgrano.

Desde sus orígenes como nación, la República Argentina ha sido un país receptor de migrantes. A fines del siglo XIX, europeos llegaron al puerto de Buenos Aires escapando de la guerra y atraídos por las noticias de un campo necesitado de mano de obra. Hoy, el 4,8% de la población argentina es inmigrante -según un estudio realizado por la Oficina Regional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)-, lo que convierte a este país en el sudamericano con mayor población extrajera. Las raíces afroargentinas forman parte de nuestra historia también, y es por eso que el objetivo principal del 8 de noviembre es reconocer el componente afro en la cultura nacional, a través de estrategias para impulsar la participación de los afrodescendientes y africanos en todos los aspectos de la vida sociocultural.

Carlos Lamadrid, secretario de la Asociación de Afroargentinos Misibamba -entidad que nuclea a afroargentinos del tronco colonial-, considera muy importante conmemorar este día “porque es reconocer dentro de la historia argentina, un día especial dedicado a aquellos que trajeron esclavizados, y sin embargo, se identificaron con este país y lucharon por su independencia”.

La única mujer al frente de la batalla

“Madre de la Patria” es el apodo que le valió el coraje y la entrega absoluta de María Remedios del Valle, una afrodescendiente nacida en Buenos Aires entre 1766 y 1767, que participó activamente en la Guerra de la Independencia Argentina.

Formaba parte las “Las Niñas de Ayohúma”, un grupo de mujeres que acompañaba al ejército y colaboraba en diversas tareas; entre ellas se encontraba María Remedios del Valle, la única mujer a quien el general Manuel Belgrano le permitía permanecer en el frente de batalla.

Además de la batalla de Ayohúma, participó en las de Vilcapugio y Tucumán, así como también del Éxodo jujeño. Perdió a su marido y a sus dos hijos en combate y en las diferentes batallas recibió incontables heridas en su cuerpo. En 1813 fue tomada prisionera por los españoles, quienes la azotaron por varios días por haber ayudado a huir a oficiales patriotas en el campo de prisioneros.

Lamadrid, séptima generación de descendiente de africanos, la define como “una heroína que demostró su valía como mujer luchadora, como mujer defensora de la libertad de este país y como gran compañera consustanciada con el resto de los soldados”.

Una vez terminada la guerra y ya anciana, regresó a la ciudad de Buenos Aires donde se encontró con la indigencia. El escritor Carlos Ibarguren afirma que vivía en un rancho en la zona de quintas en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas fritas, o mendigando lo que junto a las sobras que recibía de los conventos le permitía sobrevivir.

Su suerte cambió a mediados de la década de 1820, cuando el general Juan José Viamonte, la reconoció pidiendo limosna en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, ya hundida en una extrema pobreza. Una vez elegido diputado, solicitó ante la Sala de Representantes que se le otorgase a María Remedios una pensión por los servicios prestados a la patria: le reconocieron un sueldo correspondiente al grado de Capitán de Infantería, así como también que se redactase su biografía y que se erigiese un monumento en su honor.

Más tarde fue ascendida a sargenta mayor de caballería y a comienzos de 1830 fue incluida en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo íntegro de su clase. El reciente gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, fue quien decretó su jerarquía de sargento mayor. Le aumentó su pensión de 30 pesos, y en gratitud hacia quien la sacó de la miseria, cambió su nombre a Remedios Rosas.

Murió el 8 de noviembre de 1847 sin haber recibido en vida el reconocimiento por su colaboración en la Guerra de la Independencia argentina. En la actualidad, por iniciativa de Octavio Sergio Pico ―presidente del Consejo Nacional de Educación durante el gobierno de Agustín Pedro Justo―, una calle de la ciudad de Buenos Aires lleva su nombre, como también una escuela del gran Buenos Aires: “Capitana María Remedios del Valle” en su honor.

Celebrar y conmemorar la cultura afro

El 8 de noviembre promueve la inclusión y el respeto, e interpela a la sociedad a través de acciones culturales que transmiten las raíces históricas afroargentinas. Carlos Lamadrid manifiesta que no solo han aportado soldados, sino también escritores, músicos, poetas, escritores, periodistas y pintores. Y agrega que “este día es una contribución a todo lo que nos ha ocurrido dentro de la historia argentina: nuestros mayores han sido traídos como herramientas de trabajo sin reconocerle su cultura, su linaje y su religión. Hemos sufrido discriminación, xenofobia y racismo desde antes de que la Argentina sea Argentina. Entonces, tenemos una deuda histórica, reclamamos que sean incluidas en la currícula escolar, las páginas que han escrito esos argentinos descendientes de esclavizados, esos africanos que han venido al país y se consustanciaron con la historia argentina y que forman parte de la libertad que hoy todos disfrutamos”.

La ley

Se trata de la Ley Nro. 26.852. Es el primer reconocimiento legislativo de carácter nacional hacia los afrodescendientes. La sanción se da en el marco del reconocimiento a la comunidad afroargentina y a la cultura afro, como un modo de lucha contra la estigmatización y el racismo. Un hito histórico en el camino de la visibilidad de los aportes de la comunidad afro en la construcción de la Argentina.