Por informes del centro Simon Wiesenthal, se había descubierto que se ocultaba en Buenos Aires bajo la falsa identidad de Ricardo Klement.
Llevado a Israel, Eichmann fue juzgado, condenado a muerte y ejecutado el 31 de mayo de 1962.
El carácter ilegal de la operación -un auténtico secuestro- provocó fuertes polémicas en Argentina, contribuyendo también al debilitamiento del ya jaqueado gobierno de Arturo Frondizi.