6 DE AGOSTO. DÍA DE LA ENSEÑANZA AGROPECUARIA‏

La Educación Agropecuaria surge en la Argentina como consecuencia de las grandes corrientes migratorias que existieron en nuestro país, fundamentalmente en la segunda mitad del Siglo XIX. Estos inmigrantes se afincaron principalmente en el campo. Es así, que estas escuelas como instituciones socializadoras contribuyeron a la integración de los habitantes del país en formación, a la vez que los preparaba para su inserción laboral en una economía agro-exportadora.


Cabe recordar que fue Manuel Belgrano su precursor y quien afirmó que la construcción de la nueva Nación debía descansar en tres pilares: la agricultura, la industria y el comercio. También expresó que no podía existir la industria y mucho menos el comercio si no había agricultura, y que el labriego debía tener la virtud de querer, la capacidad de poder y la oportunidad de saber. La virtud estaba referida al amor a la tierra y a su producción. En relación al saber, opinaba que se debían crear escuelas donde se observara la naturaleza para que entre otras cosas se enseñara a mejorar los procesos productivos.

La Educación Agropecuaria se enseña desde las escuelas básicas y técnicas, hasta las universidades. Es un tipo de educación vital para impulsar el desarrollo agropecuario de una nación ya que debe formar a los educandos para que sean agentes constructores en el desarrollo de su comunidad y de la región.

Los niños tienen la capacidad de aprender muy rápido, por eso la Educación Agropecuaria debe comenzarse desde edades muy tempranas, pues es allí donde el niño incorpora, entre otras cosas, el amor por la tierra y el valor del trabajo compartido.

El 6 de agosto fue instituido desde 1959, como el “Día de la Enseñanza Agropecuaria”, en conmemoración del inicio del dictado de clases en el Instituto Agronómico-Veterinario de la provincia de Buenos Aires, en el año 1883. Esta fecha significó el comienzo de los estudios superiores en materia agropecuaria.

El Instituto ocupaba el predio de la antigua estancia Santa Catalina, de los hermanos Robertson –ubicada en el actual partido de Lomas de Zamora- y tenía como objetivo “aplicar los descubrimientos de la ciencia a las diversas ramas de la producción animal y vegetal, formar hombres expertos y observadores capaces de mejorar los procedimientos de la explotación del suelo”.