
Don Arturo fue un verdadero militante de la causa nacional y popular. A su modo, desde la trinchera del pensamiento, de la polémica, militó para derribar las murallas invisibles de la tilinguería, esas que habían levantado entre amplios sectores sociales décadas de una cultura y educación extranjerizante. Jauretche es un ejemplo de militancia.
Tenía altos ideales, pero sabía que la mejor manera de defenderlos era estudiar y prepararse para la batalla ideológica, y en la acción era un zorro, que demolía argumentos y tonteras con la razón y la sencillez de los sabios.