La preocupación por la protección de la Naturaleza es un fenómeno nuevo en la sociedad, la cual se extiende día a día a sectores más amplios, por tal motivo, el 18 de octubre se celebra en varios países el Día de la Protección a la Naturaleza con el objetivo de motivar la responsabilidad ambiental y proteger los espacios naturales que tienen valores singulares de paisaje, fauna, vegetación o geomorfología, y que actualmente están amenazados por distintas causas, todas ellas debido a las actividades humanas, como: contaminación química, incremento de la urbanización por aumento de la población humana, complejos industriales y turísticos, y sequías, incendios, inundaciones, y otras perturbaciones asociadas al cambio climático por el calentamiento global.
En el mundo 192 países forman parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero solo 12 son considerados megadiversos porque albergan entre el 60 y 70% de la naturaleza total del planeta. Entre estos países México ocupa el 5º lugar en biodiversidad, gracias a su accidentada topografía, variedad de climas y su compleja historia geológica, biológica y cultural.
Ante la carencia de políticas de población que frenen el actual ritmo de crecimiento demográfico, es necesario no perder de vista la importancia que representa para la vida conservar los recursos existentes, fomentando la responsabilidad de la protección a la naturaleza entre los sectores productivos, públicos y educativos. Estamos llegando tarde a este reconocimiento y los riesgos de un cambio climático acelerado aumentan cada día porque los gobiernos no aceptan todavía la necesidad de disminuir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que provienen de la industria, el transporte, la generación de energía eléctrica, la producción de papel, y la producción de toda clase de satisfactores que hacen la vida más confortable pero al precio de destrucción del planeta.
Como sociedad y de manera individual podemos y debemos impulsar la adopción del uso de energías alternativas como la geotérmica, solar o eólica, el uso de productos no contaminantes, evitar la tala indiscriminada de árboles, la cacería y el consumo de productos provenientes de especies silvestres. Aprovechar los recursos de manera sustentable modificando los hábitos de consumo y restaurar en la medida de lo posible aquellos ecosistemas que han sido severamente afectados.