Bajo la presión física, psicológica y económica de la dictadura militar, los deudos del banquero y empresario David Graiver se ven obligados a transferir sus acciones de Papel Prensa a un consorcio integrado por los diarios Clarín, La Nación y la Razón, con participación minoritaria del Estado nacional. De los grandes diarios, el único que se negó a participar fue La Prensa, cuyos directivos en su momento advirtieron públicamente del riesgo que corría la libertad de prensa al poner en manos de algunos medios periodísticos la producción y venta subsidiada del papel de diario.