Cuando las tropas alemanas cruzaron las fronteras de Polonia, el viernes 1 de septiembre de 1939, se dio por iniciada la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado que tuvo como trágica consecuencia la muerte de más de 50 millones de personas de todos los continentes del mundo. La presencia de Hitler en el gobierno alemán, la frágil estabilidad política y económica de Europa tras la 1ª Gran Guerra y la crisis del 29, el rápido desarrollo de la potencia soviética y la recién finalizada Guerra Civil Española, hacían inminente un nuevo conflicto armado en Europa. Sólo bastaba que el más impaciente por llevar a cabo sus planes de expansión diera el primer paso.
Hitler dio la orden de que la Operación Weiss, que tenía como objetivo invadir el territorio polaco, se ejecutara sorpresivamente durante la madrugada de este día. Apenas 48 horas más tarde, Francia y el Reino Unido declaraban la guerra a Alemania. Era la drástica decisión de las potencias mundiales del momento. Alemania sería líder de las fuerzas del Eje, mientras que Gran Bretaña y Francia lo eran de los aliados. El mundo volvía a caer en estado de guerra y viviría infinidad de batallas, muertes y destrucción hasta el 2 de septiembre de 1945, cuando la rendición de Japón pondría fin a la 2ª Guerra Mundial.