El 22 de abril se
celebra el Día Internacional de la Tierra. Se instauró para crear una
conciencia común a los problemas medioambientales.
Su objetivo es subrayar
la importancia del uso responsable de los recursos naturales de la Tierra así como
de una educación ambiental.
Entendiendo a esta
Educación ambiental hecha desde las bases, desde los educadores ambientales
comprometidos con la tarea de cambiar el mundo, no condicionadas por
compromisos con los sectores que tienen el poder económico y políticos hegemónicos.
De esta forma, el análisis de las responsabilidades sobre los problemas
ambientales podrá ir más allá del tradicional reparto de culpas, y se dirigirá
a las causas de fondo del problema, a la crítica de la ideología que sustenta
esas actitudes.
Vivimos hoy una crisis
ambiental que cuestiona los paradigmas del conocimiento y los modos societarios
de la modernidad, es por eso que se hace necesario construir otra racionalidad
social orientada por nuevos valores y saberes, por nuevos modos de producción
sustentados en bases ecológicas y significaciones culturales y por formas de
organización democráticas.
Es impensable un cambio
de paradigma, (del actual, capitalismo de rapiña; destructor del ambiente que
genera una producción y consumismo
ilimitado; a uno diferente, sustentable, respetuoso de la vida, de la
naturaleza y del hombre), sin una transformación de las conciencias y
comportamiento de las personas, debemos sensibilizarnos ante las enormes
carencia de nuestro pensamientos mutilados que generan acciones mutilantes.
La crisis ambiental
surge como producto de cambio, enjuiciando lo que la sociedad occidental
construyó, su proyecto de civilización. Aprender a aprender la complejidad
ambientales es un proceso en construcción, para pensar lo no pensado, lo
inédito, lo diferente, aquello que se construye sin receta. (Enrique Leff)