Muere el guionista y director de teatro y cine sueco Ingmar Bergman. Este segundo hijo de un pastor luterano fue considerado uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX y, para muchos, el más importante de la cinematografía mundial. El mundo metafísico de la religión influyó tanto en su niñez como en su adolescencia. Su educación estuvo basada en los conceptos luteranos: “Casi toda nuestra educación estuvo basada en conceptos como pecado, confesión, castigo, perdón y misericordia, factores concretos en las relaciones entre padres e hijos, y con Dios”, supo escribir en sus memorias. Muchas de sus obras están inspiradas en esos temores y relaciones violentas. El ritual del castigo y otras anécdotas de su infancia aparecen escenificadas en su película `Fanny y Alexander`, donde Alexander es un niño de 10 años que se supone es el pequeño Ingmar. El cineasta buscó encauzar sus propios sentimientos y creencias
independizándose cada vez más de los valores paternos pero, a pesar de ello, siempre mantuvo un canal abierto con su infancia, que penetró con fuerza en su cine. Durante la Segunda Guerra Mundial, y ya distanciado de su familia, inició su carrera como ayudante de dirección en el Teatro de la Opera Real de Estocolmo.
En junio de 1959, con las trece películas de Bergman estrenadas en Buenos Aires hasta esa fecha, el distribuidor Alberto Kipnis organizó la primera retrospectiva local. “Obtuvimos record de público: 1780 localidades vendidas en un día en una sala cuya capacidad es de 300 butacas”, afirmó Kipnis, que siguió repitiendo esas muestras durante años. Bergman falleció a los 89 años en la isla de Fårö, adonde se había retirado. Había nacido en Upsala, Suecia, el 14 de julio de 1918.