En la década del 50 pasó a ser una potencia industrial, y creció el proletariado concentrado en las grandes fábricas. La CGT de Córdoba se diferenciaba del gremialismo participacionista, que vio la llegada de Onganía con expectativas. En esta regional convivían dirigentes peronistas como Atilio López, otros clasistas, comunistas, independientes y figuras como Agustín Tosco y René Salamanca.
Luego de reprimidas un par de asambleas de trabajadores y la anulación del Sábado Inglés y el reclamo salarial, la CGT regional Córdoba en un plenario resolvió un paro por 36 horas. Tosco, Elpidio Torres y Atilio López habían acordado la protesta para los días 29 y 30 de mayo. La modalidad sería que los trabajadores se retirarían de los lugares de trabajo desde las 10 horas y marcharían al centro de la ciudad. Esa jornada del 29 se marcará a fuego en la historia como el Cordobazo.
Desde las plantas industriales marchaban las columnas obreras, compactas, llenas de bronca. Al iniciarse la represión los trabajadores se replegaron, la resistencia creció, la policía perdió el control de las calles. Las barricadas se levantaron por toda la ciudad y se fue tomando uno a uno cada barrio. Las fuerzas policiales comenzaron a utilizar armas de fuego contra los manifestantes, matando al obrero Máximo Mena.La ciudad fue por los movilizados. Había cientos de detenidos. A las 20 horas, miembros de Luz y Fuerza, cortaron la energía eléctrica y el Ejército fue recibido con disparos desde las terrazas de casas y edificios.
El 30 de mayo la gente volvió a la calle. El gobierno allanó del local de la CGTA, y detuvo a Tosco, Canelles, Ditofino, Elpidio Torres. Oficialmente se dijo que hubo 34 muertos, 400 heridos y 2000 presos.
Agustín Tosco “El Cordobazo fue la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días. Se dijo que el Cordobazo fue un hecho espontáneo, tal justificación tendía a descalificar la movilización. No hay espontaneísmo. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los Sindicatos organizaron y los estudiantes también. Se fijaron los lugares de concentración, y cómo se realizarían las marchas”.