Los documentos audiovisuales, tales como las películas, los programas radiales y televisivos, las grabaciones sonoras y de vídeo, contienen los registros principales de los siglos XX y XXI.
Por su capacidad de trascender las fronteras lingüísticas y culturales, atraer inmediatamente la vista y el oído, a las personas alfabetizadas y a las analfabetas, los documentos audiovisuales han transformado la sociedad al convertirse en un complemento permanente de los registros escritos tradicionales.
Sin embargo, son extremadamente delicados y se estima que no tenemos más de diez o quince años para digitalizar los archivos audiovisuales a fin de evitar su pérdida. Gran parte del patrimonio audiovisual del mundo ya se ha perdido irremediablemente a causa de la negligencia, la destrucción, el deterioro y la falta de recursos, competencias y estructuras, empobreciendo de esta forma la memoria de la humanidad. Se perderá mucho más si no se actúa en forma más firme y concertada en el plano internacional.
En este contexto, la Conferencia General aprobó en 2005 la conmemoración de un Día Mundial del Patrimonio Audiovisual como mecanismo para concienciar a todo el público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y reconocer la importancia de los documentos audiovisuales como parte integrante de la identidad nacional.