Con el objetivo de concienciar a la población y a los dirigentes acerca de los beneficios reales de la eliminación de las armas nucleares y de los costes sociales y económicos derivados de su mantenimiento, la Asamblea General ha designado el 26 de septiembre como el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares. Este día brinda a la comunidad internacional la oportunidad de reafirmarse en su compromiso prioritario con el desarme nuclear global.
En la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en países que poseen armamento nuclear o forman parte de alianzas nucleares. A pesar de la creciente preocupación mundial por las catastróficas consecuencias del uso de tan solo un arma nuclear —ni que decir tiene las de una guerra nuclear regional o global—, existen unas 17.000 armas nucleares en el mundo.
A fecha de 2015, no se ha destruido físicamente ni una sola arma nuclear de conformidad con ningún tratado, bilateral o multilateral, y tampoco hay negociaciones en marcha sobre esta cuestión. Por el contrario, los países poseedores de armamento nuclear cuentan con programas de modernización de sus arsenales, de largo plazo y bien dotados de fondos, y la doctrina de la disuasión nuclear prevalece en sus políticas de seguridad.
En las Naciones Unidas, lograr el desarme nuclear a nivel mundial es uno de los objetivos más antiguos. De hecho, fue el tema de la primera resolución aprobada por la Asamblea General, en 1946, y ha formado parte de su agenda desde 1959, junto con el desarme general y completo. También ha sido una cuestión destacada en las Conferencias de las Partes encargadas del examen del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares, celebradas en la ONU desde 1975. En el primer periodo de sesiones extraordinario dedicado al desarme, que tuvo lugar en 1978, se le dio una particular prioridad al desarme nuclear.