La Asamblea General de la ONU aprobó una declaración no vinculante que protege los derechos humanos, a la tierra y los recursos de los 370 millones de indígenas en el mundo, pese a la oposición de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Los pueblos aborígenes de todo el mundo lograron el derecho a la autodeterminación, al control de su tierra y sus recursos naturales, y la preservación de su cultura y sus tradiciones, según la declaración aprobada por la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
A pesar de la negativa de Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y 11 abstenciones, donde los aborígenes reclaman vastas tierras con ricas reservas, 143 de los 192 países representados en la Asamblea General decidieron adoptar la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas.