De nombre José Doroteo Arango, pasó a la historia como uno de los principales y más significativos jefes de la revolución mexicana. Comandante de la División del Norte, acaudilló el movimiento revolucionario en el estado de Chihuahua. Artífice de una radical reforma agraria, fue combatido por los sucesivos gobiernos que se instalaban en la capital mexicana, dejó las armas en 1920 y convirtió la gran hacienda que había recibido en recompensa de sus servicios a la revolución en una próspera y peligrosa colonia agrícola de espíritu socialista.
Asesinado el 20 de julio de 1923, tanto era el temor y el recelo que despertaba entre los nuevos poderosos de la Revolución que no fue sino hasta veinte años después de su muerte, que acabó siendo oficialmente admitido como uno de los héroes nacionales de México